Qué quiero hacer, cuál es mi vocación, cuánta importancia le doy al trabajo en mi vida, qué espero de él y tantas otras son las preguntas que permitirán “darse cuenta” y saber qué decisión tomar.

En todos los casos donde se plantea este dilema hay una historia anterior. Algunas relacionadas con el negocio de la organización tales como: Resultados no logrados. Ventas que disminuyeron. Producción pobre. Problemas financieros. Todos temas que conducen a disminución de costos y, lamentablemente, suelen recaer en el personal.

El aspecto positivo es que bajan los sueldos pero no despiden empleados, lo cual supone que en una etapa de mejores resultados se volverán a incrementar y mejorar los salarios.

Te bajaron el sueldo. ¿Qué hacer?

El aspecto negativo es que siempre, esta situación, trae una fuerte desmotivación de las personas y una baja en el rendimiento. Quienes allí trabajan comienza a mirar otras alternativas de empleo más allá del malestar que experimentan. El riesgo para la empresa es perder a los mejores.

En estos casos será necesario analizar y evaluar la situación. “Darse cuenta” de qué significa ese puesto que posee, cuánto le permite aprender aún considerando esta situación, si es una empresa con la cual se siente comprometido porque le agrada el clima, el negocio, el grupo con el que trabaja, el jefe que tiene porque le ayuda a pasar el mal momento acompañándolo y compartiendo la situación.

Si todo esto es positivo, la recomendación es continuar hasta ver cómo sigue el tema no sin antes tratar de obtener información sobre el futuro. Se supone que los directivos tienen más claridad acerca de eso y que deberían transmitirlo. Es parte del “clima” al que me refiero.

La decisión es suya

Si en cambio, la historia anterior no está relacionada con la empresa sino con usted mismo (a veces son ambas), por su desempeño, por su comportamiento o por necesidad de cambio de puesto relacionado con la estrategia de la empresa, deberá “darse cuenta” de su propia situación y preguntarse si está dispuesto a cambiar de comportamiento y dedicarse más a resolver su tarea tratando de demostrar cuan positivo puede ser su aporte. Seguramente encontrará a alguien que pueda ayudarlo a analizar estos temas. Hacerlo solo no es fácil requiere una autocrítica que no siempre podemos lograr.

Soy de la idea que las empresas, los grupos y los jefes son fundamentales cuando de eficiencia se trata. Una persona puede ser óptima cuando todo el entorno la acompaña y puede ser de bajo rendimiento cuando no se la conduce debidamente.

Siempre, para tomar una decisión es importante analizar estos aspectos, desde lo histórico hasta lo actual sin perder de vista la proyección a futuro.

Qué quiero hacer, cuál es mi vocación, cuánta importancia le doy al trabajo en mi vida, qué espero de él y tantas otras son las preguntas que permitirán “darse cuenta” y saber qué decisión tomar. Siempre, la decisión es suya.